El acabado en la madera es uno de los factores más importantes en el resultado final del producto, habitualmente el acabado se realiza con un barniz sobre la superficie del trabajo.

El barnizado nos permite recubrir el soporte con fines decorativos y de protección de las superficies.

Por supuesto el barnizado es un proceso delicado cuyos pasos principales son el lijado de las superficies y el barnizado en si. Eso sí, antés de barnizar hay que realizar un estudio de las superficies y de los productos más adecuados al producto a barnizar y al uso que se le va a dar.

Hay que tener en cuenta que un buen barnizado o un mismo proceso de aplicación, puede dar diferentes resultados dependiendo del tipo de madera que vallamos a tratar, es aquí donde los profesionales deciden que tratamiento es el idoneo para las exigencias del cliente.

Los tipos de acabados se pueden dividir en dos grupos: a poro abierto y a poro cerrado. A su vez dentro de estos grupos podemos decidir si queremos brillo, satinado o mate, pudiendo escalar los grados de brillo entre estos tres. De este modo las terminaciones se realizan siempre a gusto del cliente.